lunes, 23 de mayo de 2011

Antropismos y naturaleza … o la naturaleza de los antropismos

“El río es como un hombre. Lo pecheamos, lo pecheamos; hasta que un día se enoja...”
(Alfonso Pintado, María Cristina)

Para comprender la actual crisis en el Pilcomayo medio, es necesario un análisis de los aspectos naturales y antrópicos que están operando sobre la cuenca.  Su crítica combinación está dando como resultado cambios drásticos en la cuenca baja, cuyos efectos son difíciles de evaluar a largo plazo

Primeramente, nos detendremos en una revisión de las características de las crecientes de los últimos años.

Tomamos como valor de referencia el derrame estimado anual, al 15 de Mayo, con datos identificados en la Estación La Paz (Salta), en los últimos 20 años (se descartó para el análisis los grandes eventos de la década de 1980, excepcionales dentro de los registros sistemáticos existentes).

El comportamiento del río durante el período 2010-2011 ha estado por debajo de la media de las dos últimas décadas.  El arrastre de sedimentos no ha sido, proporcionalmente, diferente que en los años anteriores.  Está por debajo de la media de las últimas dos décadas, aunque con un valor más elevado respecto a la creciente de 1994, cuyo derrame, al 15 de Mayo, es prácticamente el mismo que el analizado.  La presente creciente es superior a la del año pasado.  A pesar de ello, el desecamiento del lado argentino se produjo dos meses antes que en el 2010.

Más allá de los valores medios, la actual creciente tuvo características particulares, respecto a otras de similar derrame.  Estuvo concentrada entre la primera semana de febrero y la segunda de marzo.  El resto del período se mantuvo con niveles muy bajos.  Las crecientes de 1994, 1999, 2002 y 2004, con derrames más o menos semejantes, tuvieron características notablemente diferentes.  En éstas se observa, en todo el período, una mayor distribución de las oleadas de creciente que dan lugar a los picos.  Esta característica redunda en una mejor distribución de los sedimentos a lo largo de todo el ciclo.  La concentración de la oleada de creciente en un período reducido de un mes aproximadamente se tradujo en una concentración del arrastre de sedimentos durante ese lapso, con una presumible abrupta caída después del 12 de Marzo.  Las dos pequeñas oleadas posteriores (24 de Marzo y 11 de Abril) probablemente fueron insuficientes como para mover los volúmenes depositados por los primeros (y únicos) arrastres.  Los años indicados como comparativos presentaron entre tres y cuatro  oleadas grandes distribuidas durante todo el ciclo.  Esto permitió que los sedimentos arrastrados, si bien tienen valores similares, fueran depositados y vueltos a mover a lo largo del período en el trayecto comprendido entre Misión La Paz (lugar de la estación de aforo) y los bañados aguas abajo de La Rinconada (donde se observa una disminución significativa de su concentración).  El poco impulso de la actual creciente y la inexistencia de pulsos posteriores al primer ingreso de sedimentos, pudo haber influido en una deposición temprana entre Misión La Paz y Potrillo.

En la zona de la Embocadura el ingreso de agua hacia Argentina, en el período de mayor caudal (entre la primera semana de febrero y la segunda de marzo) se produjo con una notoria ampliación a lo ancho del cauce, pero presentando muy poca profundidad y una velocidad de arrastre muy lenta.  Esto contribuyó seguramente a una mayor tendencia a depositar los sedimentos en ese tramo con mayor intensidad que en el resto del trayecto.  Sumado a esto, es necesario señalar que el lecho del río mostró, desde hace más de una década, una leve elevación en los primeros tres kilómetros aguas abajo de la actual Embocadura, que retardaba siempre el agua, favoreciendo el ensanchamiento del cauce, para luego tomar velocidad en un cauce más angosto, al pasar por las cercanías del antiguo paraje conocido como Desmontes. 

Una característica similar presentó el proceso de sedimentación frente a El Potrillo, en donde la divagación del agua por una extensa zona fuera de los cauces, con notoria disminución de la velocidad, llevó a la colmatación de todos los canales secundarios y a la elevación en casi 1 metro del suelo en donde está enclavada la escala hidrométrica, frente al pueblo, aumentando notoriamente su vulnerabilidad para el año próximo.

Picada de Potrillo al cauce, en 2010
(foto FUNGIR)


La misma picada, en Mayo del 2011
(foto gentileza Moisés Fernández)

En una mirada a nivel general de la cuenca, las causas que dieron lugar a estas características (que se repiten desde el año pasado), están vinculadas en primer lugar a la concentración de las lluvias en la Alta Cuenca, que ocurrieron en un período muy corto y de baja intensidad.  Por segundo año consecutivo, los efectos de La Niña afectaron negativamente el período de lluvias en las nacientes del Pilcomayo.  Por otro lado, la progresiva pérdida de vertientes en la zona de los valles, incide  en una mala distribución de los caudales a lo largo del estío.  La afluencia de agua de vertientes, con relativa independencia de las lluvias, permite mantener un módulo mínimo durante todo el período.  La progresiva desaparición de las mismas se traduce en cortes abruptos entre picos y ciclos bajos; lo cual ha sido muy notorio este año (ya se observaba desde hace pocos años atrás).  La pérdida de las vertientes en los valles (Bolivia) está relacionada con la necesidad que tienen los pobladores de ampliar áreas de agricultura o asegurar efectivamente derechos posesorios sobre las tierras, desmontando zonas de nacimiento de las mismas para demostrar ocupación efectiva.  Acá se ven entrelazadas las políticas nacionales sobre tierras, las necesidades económicas de la población asentada en las proximidades de las vertientes y la fragilidad del sistema natural.  Gran parte de las poblaciones de los valles han afectado el funcionamiento de este sistema.  Por asegurar los derechos sobre las tierras, prácticamente se han hecho desaparecer todas las vertientes que existían en los valles próximos, otrora, ricamente irrigados durante todo el año.

Las causas inmediatas del proceso de colmatación del área de ingreso de agua hacia la Argentina debemos verlas en la misma zona de la Embocadura.

Desde hace diez años o más, el río ha ido elevando su lecho, debido al depósito progresivo de sedimentos.  Los volúmenes anuales de arrastre de sedimentos (con un promedio de 170.500.000 Ton/año) reflejan claramente el carácter formador de suelos que tiene nuestro río.  Los taponamientos y cambios de curso, no son más que eso, formación de nuevos suelos chaqueños.  A este proceso natural (alterado ya por los cambios antrópicos en la cuenca alta) hay que sumarle el impacto de las obras en la zona de taponamiento.

Argentina y Paraguay han acordado mantener un sistema de canales que garanticen fluidez en el paso de las aguas, acelerando su velocidad e impidiendo el retroceso del abanico de derrame en bañados.  Desde 1991 “la punta” del río se ha mantenido más o menos en la misma zona, con una variación de seis a siete kilómetros.  Los seis a siete kilómetros que actualmente generan conflicto.

El “primer pantalón” se encontraba en el sector que ahora es la boca del Canal Farías, punto de ingreso de las aguas al sector argentino.  El canal paraguayo correspondiente se colmató desde 1996 y, a pesar de las obras de mantenimiento, no se logró reactivar.  En 1999 la creciente lo colmató totalmente.  En el año 2000 Paraguay realiza una nueva canalización, no sin conflictos internacionales, cinco kilómetros (en línea recta) aguas arriba del punto de acuerdo.  Este canal, si bien alivió un poco la situación para los sistemas económicos y ecológicos del Paraguay, no tuvo un funcionamiento adecuado hasta Junio del 2008.  Ese año se incrementaron las acciones sobre el mismo, se profundizó su lecho, y se trabajó a lo largo de los primeros kilómetros de trayecto.  Por primera vez en muchos años, en invierno del 2009 había agua en territorio paraguayo.

Funcionamiento del río y el canal en Febrero del 2009 (creciente)
Imagen LANDSAT 229-76, 16-02-2009, RGB 357

Antes de iniciarse el período de crecientes 2009-2010 Paraguay inició acciones más radicales en la zona de la boca.  Se profundizó el punto de ingreso y el trayecto necesario para mantener las pendientes adecuadas.  Una de las características de la obra de ese momento fue la construcción de un “espigón” de tierra, utilizando el material extraído del canal, y colocándolo en una línea “divisoria de aguas” dentro del mismo cauce internacional.

 Construcción de un espigón para distribuir el agua, con materiales sueltos
Imagen LANDSAT 229-76, 14-10-2010, RGB 357

 
Retroexcavadora anfibia trabajando sobre el cauce, 
en la zona del espigón, luego de la primera oleada de
creciente de Diciembre del 2009
(fotos FUNGIR)


Vista del espigón, desde la margen argentina, 
luego del primer paso de una oleada de creciente, 
en Diciembre del 2009.
(Foto gentileza Moisés Fernandez)
Vista desde la margen argentina, 
similar posición que la imagen anterior. 
El espigón desapareció parcialmente en Enero del 2010, 
por efecto de las crecientes
(foto gentileza Moisés Fernández)

El ensanchamiento del cauce, orientando un canal interno dentro del lecho, y la construcción del espigón con los materiales removidos de dicho canal, se realizaron dentro del cauce mismo, de jurisdicción internacional, sin acuerdos internacionales con Argentina que fueran conocidos.  Si bien las autoridades comunitarias indígenas locales alertaron a las autoridades argentinas al respecto, no hubo ninguna reacción.  La obra continuó hasta las primeras crecientes.   El canal de ingreso al territorio paraguayo se mantuvo cerrado para evitar su colmatación por el arrastre del material removido hasta que el espigón desapareció por el arrastre hacia el cauce principal.  En Enero del 2010 todavía habían restos del espigón y la anfiexcavadora del Paraguay trabajaba sobre el cauce principal, ensanchando la boca de ingreso, entre el espigón y la orilla natural.

 
Imagen tomada en Enero del 2010.
Las máquinas están trabajando
(foto gentileza Moisés Fernández)

El material suelto depositado en el lecho del río, con intenciones de “espigón distribuidor “ que fue arrastrado aguas abajo, se depositó en el lecho del río, entre la Embocadura y un par de kilómetros abajo.  Durante el resto de la creciente, dicho “espigón” desapareció totalmente.  Como resultado se formó un estrangulamiento en el cauce principal, que dio origen a la interrupción posterior del flujo de las aguas hacia el sistema del Bañado.

Imagen satelital LANDSAT, 229-76, del 19-02-2010, RGB 375
en la que se observa el estrangulamiento del cauce principal

Vista aérea de las dos picadas que conectan la curva superior del río 
con el canal de ingreso a Paraguay. 
Abril del 2010, sobrevuelo, mirando hacia aguas arriba de La Embocadura. 
(Comparar con Imagen Satelital anterior)


Vista aérea de la Embocadura. A la izquierda, la costa de Paraguay. 
La textura “arrugada” del agua en el cauce principal, del lado paraguayo 
(abajo, centro), demuestra que la velocidad es superior al resto y que 
la mayor parte del caudal se dirige hacia el canal.
Esta situación era conocida por las autoridades de la provincia de Formosa.  El 25 de Mayo autoridades en el tema, junto con dos monitores, realizaron una navegación desde la Embocadura hasta la zona de Sunchal-Sol de Mayo, área altamente crítica por la acumulación de sedimentos y cuantiosos restos de vegetación arrastrados por al creciente.  En esa oportunidad los pobladores advirtieron a las autoridades que el río no iba a “durar mucho”, pues se notaba claramente su proceso de colmatación.  Poco tiempo después una comisión legislativa se reunió con el Gobernador para analizar la situación y tomar alguna medida mitigadora.  En dicha reunión no se le permitió la participación a dirigentes de las comunidades de la región de La Embocadura, sino sólo a los monitores oficialmente nombrados.  La intención de participar de los dirigentes era para mostrar una dimensión regional y política de cualquier acción que se realice en el lecho del mismo río.  Como resultado de este cónclave cerrado, la Provincia de Formosa decidió enviar máquinas de jurisdicción provincial para operar sobre el cauce.  Las comunidades de la zona de La Embocadura no permitieron el paso de estas máquinas, sabiendo que una acción provincial les traería aparejado serios problemas con sus vecinos paraguayos, ya que los territorios tradicionales de pesca, cacería y recolección de estas comunidades se extienden hacia dicho país.  Meses después, desatinadamente el diputado provincial por Ramón Lista culpó a algunos dirigentes de la región por el desecamiento del río, al no haber permitido pasar las máquinas.  En su declaración no menciona que las obras se estaban por realizar sobre una jurisdicción Nacional, de sujeta a acuerdos internacionales, sin un acuerdo previo con la Nación ni con Paraguay.
Las consecuencias inmediatas se vieron en Junio del 2010, cuando los caudales de invierno no pudieron superar la lomada de sedimentos (morena) que se formó en el lecho del cauce principal, un poco más abajo del canal Paraguayo.  La profunda crisis ecológica y económica que devino posteriormente es conocida.
A mediados de Junio del 2010 el agua
ya no corría para el lado argentino.
Foto cauce principal del Pilcomayo, a la
altura de Tres Palmas
(foto FUNGIR)


Una delegación de más de 200 pescadores de Salta y Bolivia se reunieron en la zona del taponamiento e iniciaron acciones manuales de remoción del material acumulado en la boca del cauce interrumpido.
Apertura manual hecha por pescadores y pobladores del Pilcomayo
venidos desde Salta y Bolivia, en la segunda quincena de Octubre 2010
(foto gentileza Moisés Fernández)
El aumento de la situación crítica y las presiones ejercidas por los pobladores indígenas de Salta y Bolivia, que vieron seramente afectados sus intereses con la pérdida de la pesca, llevaron a que los dirigentes de la región permitieran el paso de las máquinas, hacia principios de Septiembre, previa una identificación del lugar donde intervenir. El 15 de Septiembre se inician las obras de limpieza de parte de los sedimentos acumulados en los últimos años, al costado de la antigua barranca natural del río.  La obra la realizó la Provincia de Formosa, sin esperar acuerdos entre Argentina y Paraguay.

Imagen LANDSAT 229-76, del 15-09-2010
en la cual se identifica la traza del canal
realizado por Formosa


Vista del canal, desde su desembocadura en el cauce
(foto gentileza Feliciano Centeno)
Poco días después, las autoridades paraguayas hacen el reclamo ante la Cancillería Argentina, por la obra realizada sin consulta.  Los primeros días de Octubre se firma un acuerdo internacional, mediante el cual, luego de los estudios topográficos pertinentes, ambos países se comprometen a realizar en forma conjunta una obra de limpieza de sedimentos sobre los seis kilómetros y medio que distan desde la Embocadura hasta el primer tramo del Canal Farías (punto en donde el mismo se separa del antiguo cauce).  La obra realizada fue un pequeño canal, con una sección de entre cincuenta centímetros y un metro de profundidad por cinco de ancho, siguiendo la parte más baja del lecho del cauce.  Esto alivió levemente la situación de sequía; no así la del paso de peces, pues a lo largo de todo el cauce y canales ya se encontraban muertos.

 Imagen LANDSAT 229-76, del 15 de septiembre del 2010
en la cual se detalla el sector internacional del cauce
a intervenir según la Reunión Bilateral del 5 de Octubre del 2010.
En esta situación se inicia la creciente del 2010-2011.  Durante la misma, el ingreso de agua hacia Argentina es muy limitado, debido a la poca magnitud de las obras acordadas (incremento de un 10 a un 30 % de ingreso de agua hacia Argentina, según la Reunión Bilateral del 5 de Octubre del 2010).  El 28 de Febrero del 2011 se realiza un sobrevuelo de reconocimiento, pocos días después del paso de uno de los principales picos del año.  El canal de ingreso a Paraguay presentaba un funcionamiento correcto, con orillas bien recortadas, sin evidencias de sedimentos depositados en sus márgenes.

Vista del canal de ingreso a Paraguay, desde la embocadura
en pleno funcionamiento el 28 de febrero del 2011
(foto gentileza Moisés Fernández)
El cauce principal, que lleva el agua hacia el lado argentino, en cambio, mostraba un ingreso muy inferior, con orillas con pendientes suaves y depósitos de sedimento notorios en las mismas.  En la foto siguiente se observa en una de las secciones que mantenía mayor velocidad.
Vista del cauce a la altura del Canal Briales, frente a Lote 8
(foto gentileza Moisés Fernández)
Posiblemente debido al ancho de la sección del río, el paso de los peces que migran aguas abajo, se da mayormente hacia el lado argentino.  Este hecho fue testimoniado por los pescadores del bañado, quienes observaron las "bajadas" de peces durante la creciente.
Para Marzo de 2011, el ingreso de agua hacia Argentina ya era muy inferior a lo normal. 
El 1 de Mayo del 2011 un relevamiento en la zona de la Embocadura muestra que el ingreso del agua hacia Argentina era mínimo, en tanto la mayor parte del caudal fluía hacia Paraguay por el canal.

 Imágenes que muestran la totalidad del agua
que ingresaba al 1 de Mayo del 2011 hacia el
lado argentino.  Tomadas en La Embocadura.
(fotos gentileza Moisés Fernández)
Para la misma fecha, cien kilómetros más abajo, la situación ya era altamente crítica. Los peces encontraban trampas naturales imposibles de salvar, aprovechadas por los pescadores locales y por una gran cantidad de pescadores que llegan día a día desde Salta para aliviar las necesidades de alimentación básicas en esta época.  

Zona de Potrillo, los mínimos caudales que ingresaban y las cataratas
naturales formadas por la erosión del lecho forman trampas insuperables
para los peces
(foto gentileza Moisés Fernández) 
El 8 de Mayo dejó de correr agua hacia Argentina, con lo cual se interrumpió totalmente el paso de peces hacia aguas arriba de la zona de La Embocadura.  El proceso de desecamiento ha comenzado y, en pocas semanas, el penetrante olor producido por la mortandad masiva de peces hará insoportable recorrer la zona.

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